martes, 22 de diciembre de 2015

La luz en amperios

...y de pronto me doy cuenta que no me estas escuchando -quizá no te interese- intento resumir y enfatizar el momento divertido que viví hace unos días, -me he explicado fatal- pero aún así te ríes, eso me relaja.

Recuperando aún la respiración me explicas otra anécdota de tu escapada a Valencia, me gusta como te explicas, siempre tan ordenada y detalladamente con tus pinceladas cómicas que aprovecho para reírme a la vez que miro como lo haces tú... -te sienta tan bien esa sonrisa-

Seguimos enzarzados en bromas reincidentes que amenazan con romper la estabilidad de la relación hasta ahora diplomáticamente impecable, además cuando yo hablo sigues sin escucharme, me miras y no me escuchas -¿qué le pasa?-

Me fijo en tus ojos, pequeños, negros e intensos, brilla en ellos el reflejo de las luces de la calle, seguimos riendo, seguimos bromeando, hasta que soy yo el que deja de escucharte.. esa mirada me absorbe llevo un minuto mirandolos y creo entender que no era la luz de la calle lo que en ellos  brillaba...

Bonitos labios.

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